Yo Robot, Contribuyente
La idea surge con fuerza en el contexto internacional basada en los últimos adelantos tecnológicos
Bill Gates, fundador de Microsoft y la mayor fortuna del mundo según la lista Forbes, es uno de las grandes defensores, lo que resulta paradójico. Así se desprende de una entrevista mantenida con la revista Quarz. Según Gates, defensor a ultranza de la inteligencia artificial, si los robots reemplazan a las personas físicas, resulta obvio según el magnate que estos tengan que contribuir de alguna manera al mantenimiento del bienestar común. Gates piensa que el desarrollo en robótica e inteligencia artificial están haciendo peligrar millones de empleos en el mundo. Cree que el impacto será enorme y la transición traumática.
Según los últimos estudios científicos, gran parte de los trabajos que a día de hoy son realizados por seres humanos serán realizados por robots dentro de 20 años. Actualmente en muchos empleos las personas ya han sido reemplazadas por robots, como ocurre por ejemplo con la gestión operativa de un almacén de mercancías y en otros empleos que pareciendo una ficción hacía pocos años ya están plenamente desarrollados, como los servicios de alquiler de vehículos con conductor robotizado, o lo que es lo mismo, sin conductor.
El Sr. Gates opina que los gobiernos deberían crear impuestos sobre determinadas formas de robótica utilizadas en el mercado laboral y en el marco de actividades empresariales así como controlar y moderar la velocidad de la automatización de procesos y funciones. El impuesto probablemente por sí desaceleraría esta nueva ¨revolución industrial del siglo XXI¨. Y es que probablemente la entrada en escena de los robots que realizan trabajos que actualmente son realizados por personas supondrá un paulatino desplazamiento de trabajadores de un amplio espectro de empleos hacia previsiblemente el desempleo, sino se pone en marcha una buena planificación
Con un nuevo impuesto sobre robots, se podría financiar la formación de aquellas personas que serán laboralmente desplazadas por la automatización hacia otros puestos de trabajo para los que actualmente los robots no están cualificados e.g. según la propuesta de Gates el cuidado de niños, ancianos o enfermos, creando puestos de trabajo de carácter social y destinando por tanto tal recaudación a los colectivos más desfavorecidos.
Un estudio de la Universidad de Oxford, sobre el impacto de la automatización en 702 oficios estima que 47% de los empleos en EE.UU están en riesgo de desaparecer. El Banco Mundial sostiene que el porcentaje es aún mayor en países como Argentina (65%), India (69%) o China (77%) y que 2 de cada 3 empleos no existirán en un futuro próximo
La OCDE calcula que el 9% del total de los tipos de empleo existentes a día de hoy desaparecerán en los próximos años. En España este porcentaje se eleva al 12%. Otras investigaciones incrementan considerablemente la cifra
Según la Federación Internacional de Robótica, entre 2010 y 2020, las ventas de robots aumentaron un 30% de media cada año. En 2020 las ventas registraron el mayor incremento anual observado hasta ahora, del 50%.
No resulta fácil reconocer qué tecnologías están sustituyendo a los seres humanos en sus empleos. No es sencillo identificar a los "robots". Cuando pensamos en robots viene a nuestra mente la imagen de un humanoide realizando tareas propias de personas ó al menos la imagen de una máquina físicamente palpable. Pero no todos los robots que están destruyendo el empleo (y así ocurre con la mayoría de ellos) tienen formas tangibles, muchos de ellos son tan solo software o programas informáticos.
Pensemos por ejemplo en los servicios de asistencia telefónica de reconocimiento por voz o en los llamados Robotic Process Automation (RPA). La automatización de procesos (RPA) consiste en sustituir tareas rutinarias realizadas por personas por procesos que automáticamente pasan a ser ejecutados por sistemas informáticos como por ejemplo la emisión de facturas, la gestión de cobros de impagados, las declaraciones de despacho aduanero, los registros contables o de IVA y la emisión automática de declaraciones-liquidaciones a la Agencia Tributaria, o cualquier otra actividad de carácter repetitivo. Cada uno de estos empleos está siendo sustituido por un algoritmo matemático. Uno de los puntos más interesantes de los RPA es que tienen por sí mismos capacidad de auto aprendizaje, aprenden de las rutinas por sí solos y auto generan nuevas rutinas más eficientes.
Estos RPA, según los estudios de la Universidad de Oxford, que actualmente son realizados por personas generalmente con cualificación baja-media, llevarán consigo un desplazamiento de tales empleados a una escala de menos cualificación profesional dentro del espectro posible o bien un salto hacia un empleo de mayor cualificación.
Hay quien sostiene que los robos no quitarán trabajo a las personas sino que ayudarán a que su trabajo sea menos automático, más eficiente e incluso más retador desde un punto de vista intelectual.
El Parlamento Europeo estudiaba una propuesta conocida como ¨Informe sobre Personas Electrónicas¨ que apoyaba esta iniciativa y que analizaba la creación de un estatuto jurídico específico para los robots que finalmente no ha llegado a término. A pesar de ello, el Parlamento considera que la rápida evolución de la robótica requiere establecer al menos normas comunes en toda la UE para imponer entre otros unos estándares éticos y determinar la responsabilidad e.g. en caso de accidentes con coches sin conductor
Este impuesto sobre robots cuenta tanto con defensores como con detractores. Hay quien opina que gravar los robots es gravar fiscalmente el desarrollo tecnológico lo que junto con el hecho de hacer cotizar a un robot, supone hacer tributar los bienes de capital lo que desalentará la inversión. Pudiese ocurrir también como apuntan algunos expertos que un impuesto sobre los robots hiciera peligrar los ingresos de la industria robótica.
No todas las formas de automatización están directamente relacionadas con la pérdida de empleos. En este sentido hay un importante precedente que marcó un antes y un después. El ordenador personal inventado por Steve Jobs es un gran ejemplo. Antes de que existiesen los ordenadores, los cálculos llenaban interminables hojas que habían sido realizadas por innumerables matemáticos con un gran consumo de tiempos. El primer software para PC que logró realizar tales cálculos sustituyó a gran parte de aquellos. Los primeros ordenadores destruyeron empleos pero también generaron nuevas oportunidades, eso sí, primero hubo que destruir para poder volver a crear y ese cambio es el que requiere planificación.
Pero si el uso de los robots reduce el coste de producción y aumenta la rentabilidad de las Empresas, habrá en principio un aumento del beneficio empresarial (o al menos del margen operativo) y por tanto un incremento de recaudación por el impuesto de sociedades.
Los Robots no pagan IRPF, cotizaciones a la Seguridad Social o IVA como consumidores finales. Esta falta de ingreso tributario y la destrucción de empleos de baja cualificación profesional están generando una situación de gran preocupación. Gates piensa que un impuesto sobre los robots permitiría igualmente la creación de una renta básica universal para los más desfavorecidos, sobre todo para aquellos que se verán impactados por el nuevo cambio tecnológico.
Pero no todos los procesos de automatización traerán consigo consecuencias negativas. La automatización también conlleva la bajada de los precios de gran número de bienes de consumo. La automatización también ayuda a un crecimiento más rápido de la economía, algo que no podemos permitirnos ralentizar.
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