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Ancla 1

Grandes desastres medioambientales

de la historia por intoxicación

Febrero de 2024

Caso Khian y la Convención Basel: 

traslado incontrolado de residuos tóxicos

 

Uno de los casos más aterradores de catástrofe medioambiental de la historia de la humanidad y que llevaría a la creación del Convenio de Basilea sobre traslados de residuos. Y decimos más aterradores, porque no ha sido posible medir su impacto medioambiental.

 

El 31 de agosto de 1986, el carguero Khian Sea con 14.000 toneladas de cenizas tóxicas de la incineradora de Filadelfia (EE.UU.) protagonizó uno de los mayores incidentes relacionados con catástrofes medioambientales.

 

En 1970, Filadelfia quemó la mayor parte de su basura y envió las cenizas a un vertedero de Nueva Jersey (instalación incineradora).

 

Posteriormente en 1984, el estado de Nueva Jersey tras análisis y estudios consecuencia del aumento de cáncer y otras enfermedades anómalas en segmentos de la población atípicos, se percataron de que las cenizas eran extremadamente tóxicas y contenían arsénico, cadmio, mercurio, dioxinas y otras toxinas que se clasificaban como residuos muy peligrosos, por lo que se negó a aceptar más basura incinerada procedente del estado de Nueva Jersey. Cuando otros seis estados también rechazaron los envíos de cenizas de la  incineradora, Filadelfia se vió en apuros.

 

¿Qué hacer con 180.000 toneladas de basura al año que nadie quería? La respuesta era fácil: enviarla mar adentro, a países con una normativa medioambiental laxa o inexistente

 

El Khian Sea iba a ser el primero de esos envíos, pero cuando el buque intentó descargar en las islas Bahamas, la Administración local lo rechazó.

 

Durante más de un año el barco estuvo en el mar intentando entrar en diferentes puertos. Se le denegó la descarga en la República Dominicana, Honduras, Panamá, Bermudas, Guinea Bissau y las Antillas Holandesas.

 

Finalmente, en 1987 el gobierno haitiano concedió un permiso para la importación de "fertilizantes" y el barco descargó 4.000 toneladas de ceniza en la playa. 

Alertados por Greenpeace de que las cenizas no eran fertilizantes y ante el escándalo internacional, las autoridades haitianas cancelaron el permiso y ordenaron que todo volviera al barco, pero el Khian Sea zarpó en mitad de la noche, dejando tras de sí en la playa las cenizas descargadas. Una parte de los residuos fueron trasladados tierra adentro y enterrados, pero gran parte permanecen aún en la playa y han sidos lentamente dispersados por el viento y arrastrados al mar.

 

Después de salir de Haití, el Khian Sea estuvo en Senegal, Marruecos, Yugoslavia, Sri Lanka y Singapur buscando un lugar donde deshacerse de su carga tóxica. 

 

Como no pudo entrar en ningún puerto, el buque decidió cambiar su nombre de "Khian Sea" a "Felicia" y más tarde a "Pelicano". 

 

También cambió su matrícula de Liberia a las Bahamas y posteriormente a Honduras con la intención de ocultar su identidad. 

 

Dos años, tres nombres, cuatro continentes y 11 países después, la carga tóxica seguía a bordo. Pero de repente, en el océano Índico, entre Singapur y Sri Lanka, apareció de nuevo el buque completamente vacío... La incineradora de Filadelfia cerró años después.

No se trata de un incidente aislado. Más de 3 millones de toneladas de residuos peligrosos y tóxicos salen al mar cada año. En 1998, las Naciones Unidas incluyeron a Estados Unidos en la lista de principales exportadores de residuos tóxicos del mundo. 

Consecuencia de este desastre medioambiental, se firmó el Acuerdo de Basilea en 1989, en el que participan la mayor parte de países del mundo, incluido países como China, India, Méjico, Canadá, la UE, Japón, Rusia o Afganistán. El Acuerdo limita y controla  el transporte internacional de residuos tóxicos, especialmente de los países más ricos del mundo a los más desfavorecidos.

 

En 1995, Estados Unidos anunció que ratificaría el Convenio, pero se reservó el derecho de enviar materiales "reciclables" a quien los acepte. Estados Unidos a día día hoy, no forma parte del Convenio de Basilea, y por supuesto tampoco de la Convención de Rotterdam

 

Haití ha solicitado formalmente  al estado de Filadelfia que le ayude a pagar la limpieza de las cenizas que aún permanecen en la playa.

 

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Buque Khian, foto de archivo

Caso Bhopal: escape tóxico de una fábrica de fertilizantes

 

El 3 de diciembre de 1984 se produjo en la región de Bhopal (India), una fuga de isocianato de metilo de una fábrica de pesticidas perteneciente en un 51% a  una multinacional norteamericana (Union Carvide, actualmente propiedad de Down Chemical que la adquirió 17 años después del desastre), que había decidido ubicar parte de su producción en la India consecuencia de las políticas sobre seguridad implementadas por el gobierno norteamericano.

La sustancias en contacto con la atmósfera, se descompusieron en gases muy tóxicos tales como el fosgeno, o el ácido cianhídrico, que formaron una nube letal a ras de suelo que mató sigilosamente por la noche a miles personas por asfixia (se estima que más de 6 mil, las cifras no son claras), sobre unas 12.000 murieron días después y más de 600.000 quedaron con graves secuelas, muchas de las cuales aún persisten por transferencia genética entre generaciones.

En 1989, la compañía pagó 470 millones de dólares de la época, para resolver el litigio derivado del desastre e indemnizar a las víctimas. Ningún directivo norteamericano de la Compañía fue culpado por sentencia firme del incidente.  Finalmente en 2010, varios ciudadanos indios empleados de UCIL cuando tuvo lugar el escape, fueron declarados culpables de causar la muerte por negligencia y condenados a dos años de prisión y una multa de unos 2 mil USD cada uno. Todos fueron puestos en libertad bajo fianza poco después del veredicto.

Caso Minamata: intoxicación por mercurio vertido en el mar. Convenio de Minamata

Minamata, es una pequeña ciudad del sur de Japón. En 1956 varios niños y sobre todo animales domésticos, amanecieron con convulsiones.

Durante decenas de años, en concreto de 1932 a 1968, una fábrica de productos químicos de la ciudad, la Compañía Nippon Nitrogen Fertilizer Corporation, actualmente Corporación Chisso, arrojó a la bahía local, líquidos residuales que contenían altas concentraciones de metilmercurio, un tipo de mercurio. Nadie tenia conocimiento del vertido y  la sustancia química se fue acumulando en el pescado y el marisco que consumieron durante años.

Chisso, que era el motor económico de la ciudad por entonces, producía acetaldehído, un compuesto utilizado entre otros para la síntesis de plásticos. Para la síntesis del acetaldehído era necesario el mercurio como catalizador, o acelerador de la reacción química

Desde entonces, las dolencias causadas por el consumo de mercurio, se conoce como la enfermedad de Minamata. Esta enfermedad, desorden neurotóxico, se caracteriza por problemas sensoriales, pérdida de coordinación motriz y  problemas de movimiento, pérdida de visión, deformaciones en las extremidades, convulsiones, dificultad en el habla, pérdida de audición, temblores... No se conocen con exactitud los efectos a largo plazo.

Con los años se han introducido en Japón, medidas de protección medioambiental mas fuertes, incluyendo extensa legislación desde 1970.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) dio a conocer el Informe de Evaluación Mundial del Mercurio en el año 2002, donde está detallada la contaminación ambiental y los daños a la salud de la escala mundial provocados por el mercurio.

El Gobierno japonés a través del Ministerio del Medio Ambiente, publicó un documento donde analiza las principales causas de la intoxicación en Minamata.

Este desaste medioambiental dio lugar a la firma del Convenio de Minamata sobre sobre Mercurio, de ámbito global y negociado en el marco del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se firmó en la Conferencia de Plenipotenciarios celebrada en Kumamoto y Minamata (Japón), del 9 al 11 de octubre de 2013.

Niebla tóxica de Londres: uso del carbón rico en azufre en sistemas de calefacción

 

El invierno muy frio de 1959, provocó en su mes de diciembre, 12.000 muertes. El uso abusivo de calefacciones de carbón provocaron un grave episodio de inversión térmica que volvió el aire de Londres irrespirable.

 

Consecuencia de las grave crisis que se vivía tras la guerra, el carbón de mayor calidad era exportado y la mayoría de los  británicos usaban el carbón de baja calidad rico en azufre. El duro invierno sufrido y el uso intensivo de tal carbón,  generó una niebla altamente tóxica que llegó incluso a imposibilitar el tráfico en las calles de Londres.

Las estadísticas recogidas por los servicios médicos, estimaron que la niebla mató a más de 5.000 personas, las cifras no son claras. La mayoría de los afectados fueron niños de corta edad y personas con problemas respiratorios, los problemas respiratorios generaron hipoxia y obstrucción de las vías respiratorias.

Winston Churchill, declaró sobre el caso de la niebla de Londres:

«Es el clima, es una cosa de Dios. Nada se puede hacer sino esperar a que la niebla se disipe».

Niebla de Londres

Desastres petrolíferos

 

Deepwater Horizon (BP)

 

En el golfo de México en 2010, se derramaron 4.9 millones de barriles en el accidente que se considera el mayor de estas características hasta el día de hoy.  Once personas perdieron la vida y se causaron importantes daños medioambientales a la fauna y flora marina de la zona.

 

Exxon Valdez 

 

El petrolero naufragó en aguas de Alaska en 1989, provocando el vertido de 41.6 millones de litros de crudo en 2.100 Km de lo que resultaron 150.000 animales muertos. 

Pozos de petróleo de Kuwait 

El incendio de 700 pozos de petróleo provocado por el ejército iraquí en  Kuwait en 1991, tuvo un terrible impacto medioambiental. Se estima que 6 millones de barriles de petróleo diarios ardieron en un incendio que tardó 8 meses en ser apagado.

Vertedero electrónico en Guiyu: envenenamiento

por plomodioxinas

Convenio de Estocolmo

 

Este desastre medioambiental, a diferencia de los demás, todavía persiste en la actualidad sin fecha de finalización.

 

Guiyu, en China, alberga el mayor vertedero de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos  del mundo, donde los desechos no son tratados de manera adecuada. El plomo contenido en estos, es sumamente contaminante y tóxico, también hay elevadas concentraciones  de cobre y otros metales pesados. La mayor parte de la basura electrónica que llega a esta zona de China, procede de Japón, Coraea del sur y Canadá.

A pesar de los intentos del Gobierno chino por limitar el negocio del reciclaje no controlado, se estima que 1.6 millones de toneladas de desechos electrónicos  por año acaban en Guiyu, un negocio que da trabajo al 80% de la ciudad con ingresos aproximados de cerca de 500 millos de EUR.

Un estudio de la Universidad de Shantou de 2009, estima que Guiyu sufre la mayor concentración de dioxinas cancerígenas del mundo, una de las tasas más altas de enfermedades respiratorias, la mayor tasa de abortos naturales y de nacimientos con deformaciones y enfermedades congénitas.

Actualmente las dioxinas entres otras están reguladas en el Convenio del Estocolmo, firmado por la mayoría de los países "desarrollados" con excepción de EEUU. El Convenio de Estocolmo sobre los contaminantes orgánicos persistentes,  es un acuerdo internacional que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas. Fue firmado en 2001 y entró en vigor en 2004. Inicialmente regulaba doce productos químicos incluyendo pesticidas, sustancias que posteriormente fueron ampliadas a sustancias como el PCB, furanos o dioxinas.

 

China es parte firmante del Acuerdo.

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