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GASSA UE y USA
Acuerdo global sobre la producción sostenible de acero y aluminio ¿Cómo fabricarlo de forma sostenible?
El Foro económico mundial estima que la demanda de aluminio y acero aumentará un 40% de aquí a 2030
Agenda 2030: ODS nº 13
El acero y el aluminio son entre otros, dos los productos sujeto al Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (RCDE) y al nuevo Mecanismo de ajuste en frontera sobre carbono (CBAM).
Su producción proviene de industrias intensivas en uso energético y por ende altamente contaminantes. La producción de acero y aluminio es una de las mayores fuentes de emisiones de carbono a nivel mundial.
Estados Unidos y la Unión Europea son el segundo y tercer mercado de importación del acero después de China, que es a su vez el mayor importador y exportador mundial. Por su parte, el aluminio, representa alrededor del 3 por ciento de las emisiones globales de CO2- CO2e (PFC). La fabricación de acero en Estados Unidos y Europa es menos intensiva en carbono que la de muchos otros países con importantes industrias siderúrgicas, fundamentalmente China e India, debido a una mayor prevalencia de métodos de fabricación con bajas emisiones de carbono, energía más sostenible y una mayor eficiencia en la producción tradicional en altos hornos, con el uso pro ejemplo de hidrógeno..
Se estima que el sector del aluminio necesitará producir 33,3 toneladas adicionales, su producción era de 86,2 Mt en 2020 y se espera que llegue a los 119,5 Mt en 2030. Los sectores del transporte, la construcción, los envases y la electricidad representan el 75% de la demanda total.
Alrededor del 70% del aluminio producido en el mundo sigue siendo aluminio primario. Las fases de refinado y fundición del aluminio primario consumen mucha energía.
Según datos de la IAI (Asociación Internacional del aluminio), los procesos de digestión de alúmina y fundición de alúmina, con unas emisiones de GET de 1,8 y 12,8 t de CO2e por tonelada de aluminio producida, representan la mayor parte de la media mundial de emisiones de aluminio primario, equivalentes a 16 t de CO2e por tonelada de aluminio primario.
Lograr una descarbonización en la producción de aluminio, es el objetivo de First Movers que reúne a más de 100 empresas y gobiernos
.
De acuerdo al informe A Roadmap for Decarbonizing Australian Alumina Refining, de la Agencia Australiana de Energías Renovables (ARENA), la reduccion pasa por el uso de tecnologías clave de descarbonización con soluciones muy complejas.
Pero el aluminio es fácilmente reciclable y esto ayuda en su descarbonización. El metal secundario reciclado representa hoy un tercio del suministro mundial de aluminio. Se calcula que hasta el 75% de todo el aluminio producido, lo que equivale a 1500 millones de toneladas, sigue en circulación. El aluminio reciclado de chatarra, conlleva importantes ahorros de energía de hasta el 95% den aluminio primario.
El acero se utiliza para la fabricación de todo tipo de bienes sobre todo en construcción y es muy intensivo en CO2. Su producción es responsable de alrededor del 5% de las emisiones de CO2 en la UE y del 7% a nivel mundial.
Hay pocos sectores de la economía global que no se vean afectados por la producción de acero, que se utiliza en todo, desde automóviles, edificios y electrodomésticos hasta turbinas eólicas, clavos o tornillos. Se estima que el valor anual mundial de la comercialización de s productos siderúrgicos asciende a 2,5 billones de USD (billones americanos).
Alrededor del 60% de la producción europea de acero se basa en la producción de hierro con altos hornos de carbón a partir de mineral de hierro, con lo que una tonelada de acero supone alrededor de 1,9 toneladas de emisiones de CO2. El 40% restante de la producción europea de acero se obtiene a partir de hierro reducido con hidrógeno, utilizando en ciertos casos chatarra reciclada , lo qu contribuye a reducir las emisiones de CO2 entre 1,4 y 0,4 toneladas por tonelada de acero producida. Pero la mayor parte del hidrógeno utilizado es hidrógeno gris, es decir producido por medio de gas natural. No se trata por tanto de un hidrógeno verde con cero emisiones de CO2.
Y este es uno de los hitos de la UE, el uso del hidrógeno verde en producción de altos hornos lo que requerirá según estudios de la UE, más 180.000 millones de euros de inversión en plantas siderúrgicas, electrolizadores de hidrógeno y otras fuentes de energía renovable.
La mayor parte del acero a nivel mundial se produce en China, donde los consumos energéticos intensivos y por ende las emisiones de CO2, para transformar el mineral de hierro en hierro y, a su vez, en acero, son as mayores del planeta.
Hasta el momento, no existe un acuerdo global específico sobre acero y aluminio sostenible. Sin embargo, existen varias iniciativas y compromisos internacionales para promover la producción y el consumo sostenible de estos materiales.
Uno de los esfuerzos destacados es el Marco de Acción de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre el Acero. Este marco busca abordar los desafíos relacionados con la sostenibilidad en la cadena de suministro del acero, incluyendo temas como las emisiones de carbono, la eficiencia energética y la gestión de residuos.
La Alianza Global para la Producción y el Consumo Sostenibles (Global SCP Alliance), es una iniciativa liderada por la OCDE y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), promueve la producción y el consumo sostenibles en diversos sectores, incluyendo el acero y el aluminio.
A nivel regional, la Unión Europea ha establecido normativas y estándares ambientales estrictos para la producción de acero y aluminio, y ha implementado políticas para fomentar la adopción de tecnologías más limpias y eficientes en estas industrias.
Entre las iniciativas de la UE, se encuentran las negociaciones actualmente existentes con EEUU que comenzaron a finales de 2021, para la firma de un Acuerdo denominado Acuerdo Global sobre el Acero y el Aluminio Sostenibles (GASSA), que parece estar estancado, consecuencia de diferentes puntos de vista entre la UE y Estados Unidos, pues se pretende vincular el acceso al mercado con la intensidad de carbono de los bienes comercializados.
El GASSA contemplaba medidas que “restringían el acceso al mercado” (mediante aranceles u otras barreras a las importaciones), para aquellas economías que contribuyesen al exceso de oferta mundial de acero y aluminio o que no cumplen con ciertos requisitos como umbrales de emisiones de GEI en la producción de acero y aluminio.
EEUU y la UE acordaron además, abstenerse de prácticas no comerciales que contribuyesen a prácticas intensivas en carbono así como a garantizar que sus políticas internas persiguieran objetivos de progresiva descarbonización.
Antecedentes del acuerdo
En 2018, la administración Trump impuso aranceles del 25% a los productos de acero europeos y del
10% a los productos de aluminio europeos. La administración Trump justificó los aranceles, en base a razones de seguridad nacional. Consecuencia de los aranceles, junto con una caída del comercio mundial consecuencia del COVID-19, las exportaciones de acero y aluminio de la UE a los Estados Unidos, por un valor de alrededor de 7 mil millones de dólares, disminuyeron más del 50%.
Como medida de “reequilibrio” o represalia, la UE impuso aranceles a diversos productos estadounidenses, incluidos productos de acero, motocicletas o al bourbon. Tanto Estados Unidos como la UE iniciaron disputas en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En octubre de 2021, en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow (COPP 26), EEUU anunció la eliminación de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio europeos hasta un volumen máximo con fecha límite finales de 2023. A cambio, la UE acordó suspender sus aranceles compensatorios sobre una variedad de productos estadounidenses y abstenerse de imponer aranceles adicionales.
Según una declaración conjunta publicada, esta suspensión conllevaba que las dos partes negociasen “acuerdos futuros” para abordar el “exceso de capacidad fuera del mercado” y sobre todo la “intensidad de carbono” de las industrias del acero y el aluminio, acordando abandonar las disputas ante la OMC que habían presentado. Y en una medida un tanto inusual, acordaron transferir esos casos a paneles de arbitraje, según lo permiten las normas de la OMC, basándose en el entendimiento de que el arbitraje sólo avanzaría si los acuerdos contemplados en el acuerdo fracasaran.
El Acuerdo alcanzado en 2021, estableció como objetivo concluir las negociaciones en dos años, es decir, para finales de este año 2024, acuerdo al que podrían incluirse otros países, auqnue parece haberse estancado.
En la actualidad, los Acuerdos de Libre Comercio (ALC) alcanzados por la UE no abordan la cuestión climática, salvo el reciente ALC firmado entre la UE y Nueva Zelanda, que incluye disposiciones en materia de comercio y desarrollo sostenible. Entre otras incluye una disposición sobre comercio y reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles:
Anexo IXX: "Las Partes reconocen la importancia de facilitar el comercio y la inversión en bienes que contribuyan a abordar el cambio climático y la conservación del medio ambiente y recuerdan sus compromisos respectivos en virtud del artículo 2.5 (Eliminación de los derechos de aduana) de liberalizar el comercio de una amplia gama de bienes. La lista de bienes que figura a continuación no es exhaustiva e ilustra los bienes que contribuyen a mitigar el cambio climático mediante el uso eficiente de la energía y la difusión de tecnologías renovables. Esta lista se entiende sin perjuicio de los compromisos de cada Parte en virtud del artículo 2."
Ahora bien, ¿Plantearía GASSA las mismas inquietudes que el MAFC? ¿Podría ser considerado una medida de política proteccionista o fiscal encubierta contraria a los principios sentados en el seno de la OMC (Acuerdo GATT)?